Por Juan Morris
“Sí, hay muchas cosas grabadas», dice Adrián Taverna, amigo íntimo de Gustavo Cerati y sonidista desde los primeros shows de Soda Stereo en 1983 hasta el último recital que Cerati dio como solista el 15 de mayo de 2010 en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, último punto de la gira latinoamericana de Fuerza Natural.
El mes pasado se cumplieron dos años de ese último show en Venezuela y de esa noche en la que, después de bajar del escenario y comer en los camarines, Cerati se descompensó y terminó internado con un cuadro que dos días más tarde derivó en un ACV que desde entonces lo tiene dormido, con asistencia respiratoria casi permanente y un pronóstico totalmente incierto.
Cerati está en una habitación del primer piso de la clínica ALCLA, en Buenos Aires, decorada con una imagen de la Virgen de Guadalupe comprada en México que tenía en su casa de Vicente López, unas fotos de sus dos hijos, Benito y Lisa, una guitarra eléctrica que le regaló Luis Alberto Spinetta en una visita algunos meses antes de morir, una guitarra criolla para que Cerati: sus tracks inéditos A dos años del ACV, los amigos del ex Soda hablan del material que podría editarse alguna vez toquen sus amigos cuando van a visitarlo y una rotación de iPods que también ellos se encargan de ir recargando con nuevas canciones.
«Tengo un baúl lleno de cosas grabadas», dice Taverna.
Mientras tanto, Unísono -su estudio en el barrio de Florida- se mantiene en actividad, y últimamente estuvieron grabando ahí Gustavo Cordera y los Illya Kuryaki. Y a fines del año pasado se filtró en Internet una colaboración inédita de Cerati con Wunder (o Wechsel Garland, los alias del músico alemán Jörg Follert), un track que se llama «Vamos a tu hotel». Es una ensoñación electrónica con perfume tanguero y pulso pop en la que Cerati canta algunas líneas y toca la guitarra. El tema fue grabado en 2004, cuando viajó a Colonia, Alemania, invitado por Wunder a la grabación de su álbum Easy.
La pregunta es cuántas canciones más habrá grabadas por ahí. «Debe haber un montón de cosas, aunque no sé cuántas tendrán letra, seguro hay climas y canciones con balbuceos suyos marcando la melodía de la voz», asegura su amigo Pedro Moscuzza, baterista de la banda marplatense Altocamet, que estuvo a cargo de la percusión en el disco Siempre es hoy.
Durante las zapadas en la etapa de composición del disco, a comienzos de 2000, el demo original llegó a tener treinta canciones, de las que finalmente quedaron diecisiete. Algunas de las que quedaron afuera se llamaban «Mar de autos», «Somos» y «Balada». Y hace poco, en Twitter, su hijo Benito escribió: «Yo tengo una que se llama «Ambient cuna» que es simplemente lo mejor».
El 13 de septiembre de 2001, en medio del proceso de composición del disco, Cerati participó junto a otras bandas del show Música para despertar en el Teatro Metropolitan del DF y ahí tocó tres temas inéditos: «Aire», «Agua» y «Meditar, ser tu propio altar», una versión de «Ambient cuna» con una letra que después desechó y terminó reciclando en dos canciones distintas de ese álbum, «Altar» y «Especie».
Taverna dice: «Hay cuatro o cinco temas inéditos del primer demo de Soda».
«Y había una que se llamaba «Marvin» que tenía sampleados unos coros souleros de unos negros», recuerda el DJ Javier Zuker, que participó de las sesiones. «Y otra que tampoco quedó y para mí era la mejor quedó tenía un sampleo de Herbie Hancock , un contrabajo y sonaba muy Radiohead.»
Taverna dice que nunca en la vida le escuchó a su amigo un tema terminado con letra y todo que no haya ido a parar a un disco, salvo en los primeros tiempo de Soda, antes de grabar el primer disco. «Hay cuatro o cinco temas inéditos», cuenta. «Son demos que grabé yo y que Federico Moura, que produjo el disco, descartó. Se llaman «Choripán», «Trae Cola», «Detectives », «Demagogo». Son demos, debe haber como mucho cinco. Y «Trae Cola», por ejemplo, después fue «Juego de seducción», pero tenía una letra y lo tocaban, era medio The Police.»
Después, en el resto de la historia de Soda y en su carrera solista, Cerati siempre fue prolífico con la música que componía, pero el trabajo de pulido para que todo eso terminara teniendo forma de canción era tan obsesivo y la parte de las letras le resultaba tan fastidiosa que las canciones que entraban en el disco eran las que lograba terminar por completo, a veces uniendo varias partes de otras canciones que habían quedado inconclusas. La base de «Vértigo», por ejemplo, un tema electrónico del proyecto Roken (el «power laptop trío» que formó con Leandro Fresco y Flavio Etcheto entre 2003 y 2004) que llegó a tocar en vivo algunas veces, adaptado a una versión eléctrica con guitarras machacantes y con letra, terminó convirtiéndose en la base de «Rapto», el séptimo track de Fuerza natural, pero con una letra distinta.
¿Qué más puede haber entonces? «Con Gustavo teníamos una PYME: él me autorizaba a guardar todo el material y decíamos que ésa iba a ser nuestra jubilación», cuenta Taverna, riéndose. «Entonces yo grababa todo. Los shows los grabábamos casi todos. Y, además, Gustavo ha cantado muchas veces «Wadu Wadu» e «Imágenes paganas» de Virus, y «Seguir viviendo sin tu amor» de Spinetta. Cuando probábamos la guitarra acústica tocaba un tema bastante difícil, «From the Beginning», de Emerson, Lake & Palmer. Y después, del rock nacional tocaba «Mi cuarto» de Vivencia y también «Pasajera en trance» de Charly (García), que le gustaba mucho.»
A su regreso de Venezuela, de hecho, se había comprometido para retocar las guitarras de una versión de «Epocalipsis» de Virus, que iba a ser publicada en el compilado Música para peluquerías Volumen 2 de la peluquería Roho.
Hace poco, en Twitter, un fan de Cerati le preguntó a Benito si pensaban editar en algún momento material que no se conozca de su padre. Y su respuesta fue determinante: «Jamás, a menos que esa petición salga de sus propios labios».
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